martes, 2 de julio de 2013

Mural de la oficina de Onda, de la Caja de Ahorros de Castellón. 1963

En el año 1963 Manolo Safont recibió el encargo de realización de un mural de cerámica para la entrada de la sucursal de Onda, en la calle de San Miguel, de la Caja de Ahorros de Castellón. El tema que se le propuso fue <<La Sagrada Familia>> y las medidas del mural eran aproximadamente de 3 metros de altura por 2,50 de anchura. Su Importe: 25.000 pesetas.

Safont realizó un boceto del mural, cuyo paradero actual desconocemos, pero sí existe una buena copia del mismo, que nos permite tener una idea muy exacta de su idea inicial, pudiendo comprobar que el estilo aparenta suponer una vuelta atrás, pero en realidad no es así. Se trataba, únicamente, de responder a la necesidad de realizar una obra con finalidad decorativa para una institución pública y, que resultara fácil para un gran público. El boceto nos remite a los dibujos fechados unos pocos años antes, hacia 1958, pero el grado de calidad es tanto o más alto que el de aquellos.

Durante más de veinte años el mural estuvo expuesto al público, hasta que la Caja de Ahorros de Castellón remodeló su oficina y el mural se desmontó pieza a pieza, lo que supuso un arduo trabajo, puesto que la obra estaba compuesta por piezas de pequeño tamaño, aproximadamente de 5 x 5 cms., muchas de las cuales resultaron deterioradas. La institución propietaria lo donó por aquellas fechas al Museo de Onda, que lo guarda en sus almacenes pero no ha sido aún restaurado.

No conocemos fotografías a color del mural, pero sí al menos una en blanco y negra que lo muestra casi completo, y a continuación reproducimos unos detalles del boceto a plumilla (no sabemos si el original estaba coloreado), así como de la foto del mural.


Boceto a plumilla del mural de Onda
 
Detalle central del boceto
 
 
Fragmento del mural de cerámica
 
 
 
 

lunes, 1 de julio de 2013

Exposición en Madrid. Sala de la Dirección General de Bellas Artes. 1962

En el año 1962 Manolo Safont expuso en Madrid, en la Sala de Exposiciones de la Dirección General de Bellas Artes, en la calle Marqués de Cubas, 15. Por aquellas fechas la singularidad de sus trabajos había llamado la atención entre la crítica, porque no era frecuente en el panorama artístico español la presencia de artistas que empleasen la cerámica como modo de expresión, al mismo nivel que lo hacían los pintores y escultores de las vanguardias artísticas del momento.



El catálogo de la exposición contó con un sentido texto del periodista y escritor José Luis Castillo Puche (1919-2004), que en lenguaje de la época glosó las excelencias del Levante feliz [sic] de donde procedía el autor, así como la singularidad y excepcionalidad de su trabajo. Dice así:


En esta tierra de fruición que es el Levante feliz, justamente en la raya de Onda, tierra caliente como pan recién sacado del horno, o más bien como tierra hecha pan de arte cocido con los apuros de la necesidad, nos ha surgido un nuevo artista del barro, un nuevo ceramista, riguroso gozador de la luz y de los colores, sufrido develador del misterio que hay en esa dócil y nunca domada materia que es la tierra.
Safont es un hallazgo, un delicado y portentoso hallazgo. No busquemos en su obra ruido de los sentidos. La genialidad de Safont consiste en que, con elementos muy simples, él logra ese milagro que es la emoción profunda, la emoción metafísica. Hay en los paneles de Safont ese algo tan difícil que, partiendo de los datos objetivos de la naturaleza viva o muerta, es capaz de hacer que el corazón se paralice unos instantes y que la cabeza saque de adentro aquellas razones que el corazón sólo podrá reconocer como suyas en silencio y a costa de un doloroso trabajo. Quiero decir con esto que Safont no es un ceramista más o un decorador complaciente y experto. Safont es un artista original, sugestionante, patético, un artista originalmente grave y serio.
¿No hay en Levante un camino difícil para un arte duro, exacto, esencial, creador de formas inéditas, de formas casi trágicas, de formas diríamos que sagradas, frente a la avalancha de colorido y de riqueza que dan la tierra y el cielo? Aquí hay un artesano con inspiración matemática que bien pudiera servir de guía a muchos pintores, serviles entusiastas de la glosa superficial del ambiente. Safont es un trabajador fundamentalmente honesto. Él sabe que la arcilla, los colores y hasta las figuras son algo más que magia de las manos y archivo de un clima de comodidad. Y por eso su arte, que ha sido siempre arte sacrificado, rudo, heroico -porque su vocación y su vida lo son-, nos presenta en estos paneles auténticas apelaciones, radicales y últimas, contra el tópico de la decoración halagadora.
Que hablen los críticos de su técnica, tan personal, de sus ensayos e innovaciones, de su objetivación poética a base de artefactos domésticos y familiares. A mí me interesa principalmente destacar la personalidad de Safont, su resistencia a expresar solamente lo que la tierra y los colores parecen llamados a expresar, y sus esfuerzos por adentrarse en un mundo mucho más ambicioso. Así, sus paneles adquieren categoría de lienzos, en los cuales gravita un mundo de exploración comprometida y drámática. La cerámica de Safont, más que decoración es teoría, más que realidad palpitante es pesadilla, más que ritmo sensorial es geometría del espíritu...


La exposición estaba formada por veinticinco cuadros: bodegones, paisajes de Onda, figuras humanas, composiciones religiosas, y algunas otras de tema indefinido en el breve listado que aparece en el catálogo, en el que además se reprodujeron media docena de imágenes, en blanco y negro, que son de gran ayuda para tener una mejor idea de la manera de trabajar de Manolo Safont por aquellas fechas, ya que actualmente se conocen muy pocas obras de sus primeros años, entre las cuales las dos que se reproducen a continuación, cuyo paradero desconocemos.


Bodegón con calavera
 

 Figura con botella


Plaza del Almudín de Onda






domingo, 30 de junio de 2013

Presentación del catálogo de la exposición en La Pobla Tornesa. 1987

Manolo Safont, unas notas
Jaime Jiménez de Haro. 1987
Texto para el catálogo de la exposición de Manolo Safont en La Pobla Tornesa (Castelló)
 
Aire
Agua
Fuego
Tierra
Fundente
Colorante
Textura
Opacitante
Oxido de titanio:
Rojos, azules, verdes
Oxido de manganeso.
Violetas
Manganeso: mate
Rojos de cadmio y selenio
Cambios:
Rojos, azules, verdes
Vidrio:
Oxido de plomo y arena
Caolín
Barro rosa: Bizcochado a temperatura 1.100º C bajo cubierta, blanqueado con óxido de estaño fundente transparente y sobrebarnizado.
Miro todos los componentes sobre soporte refractario de 60 x 38 cm: Colorantes, óxidos, materias primas en su cocción a 980º C o poco más con sus artilugios de trabajo.
Todo este mundo, el del ceramista, el del alquimista de la proporción por tazas, cucharadas o medidas de la mano, Manuel Safont que en el año 52 inaugura su taller individual en Onda con estampas decorativas, santos y bailarinas, pájaros y paisajes que reflejan una imagen de cartel, o de estampa que consigue aguadas y texturas de fondo que hacen confundir la pieza cerámica con la pintura.
Pintura; Manuel Safont es el pintor ceramista, todo en él es color y textura, relieve y color y siempre el fuego es el catalizador, controlado por este mago de la ilusión plástica de la cerámica.
En el 58 -encargos- trabaja metiéndose de lleno en la investigación, porque Safont descubrió desde el principio del trabajo sobre cubierta que disfrutaba pintando; obtiene tres premios en Valencia, uno de ellos con un S. José que siluetea raspando el relieve del color de superficie e investiga superponiendo colores y reactivos.
En 1961 inaugura su primera exposición en la Sala Estilo, una galería hoy desaparecida y donde actualmente se encuentra la librería Surco en la Plaza del Sol. El ilustre pintor castellonense D. Batiste Porcar al conocer su obra le llamará el "Pintor de foc". Experimenta en la figuración pero sus superficies son siempre ricas en texturas y color y D. José Hierro al ver la soberbia calidad de su textura le diría: " ... no se hicieron las tres carabelas para navegar por el Jarama..." refiriéndose a la tremenda fuerza que advierte en el poder expresivo de las superficies de Safont, incitándole hacia la abstracción, pero Safont en esta época navega entre la abstracción y la figuración, se sirve de las dos para expresar todo aquello que le inquieta y necesita resolver.
Del 58 al 60 decora despachos -y he visto en su estudio- un bodegÓn con botellas del 59 con pequeños formatos de azulejo, unos cuadrados y otros rectangulares, que me recordaba las pinturas entre Matisse, Braque y en algunas botellas veía la estilización de los cuellos de Modigliani con desplazamientos de la forma.
Del 60 al 62 continuará sus bodegones con reactivos y base de color con planos.
Safont vive el movimiento informalista su carácter e ideología antifranquista le hacen entrar en la abstracción; dominado por su borrachera de color, los verdes, los ocres, negros, sus trabajos eso si, siempre en esta época tienen una factura sobria de color y un dinamismo excitante de forma, se mueve la superficie explosiona y el relieve es patente, la dirección se mueve a pinceladas o con cargas de materias de derecha a izquierda de arriba abajo; es importante decir que el casamiento de las diferentes piezas no altera la superficie hasta el borde mismo de la arista de cada pieza, siempre el casamiento de una pieza con otra mantiene su continuidad, como gran artesano y conocedor del hacer del taulell, y esto siempre será un factor común en su trabajo, tenga mucha o poca pasta de soporte la traslación de una pieza a otra es impecable.
A partir del año 62 en que expone en Madrid invitado por la Dirección General de Bellas Artes eliminando la figuración por la necesidad de disfrutar de la materia, no fijándose en convención ninguna utiliza la abstracción como liberación. Aunque tiene estapas en las que entra en la figuración de la pintura social y de esta época tiene una serie de trabajos simbólicos con evocaciones a los trabajadores de las fábricas de azulejos, que por curiosidad verlas hoy muchas de ellas en diapositivas o en la película que Paco Marco y Falo Menezo le hicieron en Onda, pocas de estas piezas están hoy en poder de Manuel Safont, vendidas y exportadas al extranjero algunas de ellas, tienen un valor expresionista tremendo: trabajadores en prensas hidráulicas, un mural con una gran mano, blanca, cortada con fondos negros, verdes de cobre y rojos; los rojos carmín tan habituales de Safont, son sobrecogedoras todas estas piezas y de un valor que verdaderamente debemos reivindicar por su riqueza tanto social con expresiva y un mural también con el rostro de Ernesto Che Guevera. Es la época en un exilio interior y sólo puede liberarse fuera del régimen.
La pintura social lo lleva hasta finales del franquismo y es después de muerto Franco a finales de los 70 cuando finalmente "gana la abstracción".
Son muchas las cosas que pueden contarse de Manuel Safont porque es, lo que se dice un personaje del Arte con mayúsculas y su experiencia siempre ha estado al servicio de la cultura. Ha recopilado en ello pues ha dedicado toda su vida a esta empresa, ha sido y es su pasión la cerámica, el mundo que le ha rodeado desde niño. Recuerdo una visita a la fábrica Sagironda en la que su abuela vivió en el piso de la antigua fábrica que hoy forma parte de la misma; esa cantidad de datos con los que cuenta y han engrosado el Museo Municipal de su ciudad con sus desvelos y su continua preocupación por rescatar piezas, que sin él hubiera sido difícil llegar a disfrutar y siempre este "Homus locci" con las tradiciones recopiladas ha experimentado y vuelto al revés y en muchas direcciones las posibilidades del material cerámico.
Su actual exposición en la Pobla Tornesa cuenta con una serie de piezas en las que podremos ver su esplendoroso color, en el que el relieve de las pastas y la superposición por aguadas en la superficie de la cubierta, consigue rojos, amarillos, naranjas, verdes y azules sobre superficie de gran relieve de blancos y en contraposición zonas de fondo negro que van desde la leve pincelada sobre el soporte liberado en zonas a la mayor cantidad de relieve del color, con superposiciones de manchas orgánicas de amarillo y aguadas a zonas redondeadas de un rojo o rojo anaranjado, que producen una sensación impresionista.
Si Monet no hubiera manchado en una forma tan abierta el color en las últimas series de los nenufares, seguramente Jackson Pollok hubiera tomado sino el mismo derrotero otro similar pero no el que llego a experimentar a través de aquel.
Safont en la lección que nos muestra nos adentra en un mundo en el que la abstracción y la libertad en el trazo el goteo, el chorreo, el relieve y la suma de agudas del color asumen el conocimiento de la plástica conteporánea en las manos de un ceramista que materializa con tierra, óxidos y fuego aquello que toca.
 
 
 

Cuatro imágenes del paso a los años 60

Las décadas de los años 50 y 60 en la producción de Manolo Safont son las peor documentadas por el momento, a pesar de lo cual se conocen las trazas generales de su proceso evolutivo. En la anterior entrada presentábamos dos magníficos dibujos fechados en 1958, a continuación de los cuales pueden situarse las cuatro imágenes que presentamos a continuación, correspondientes a otras tantas piezas cuyas fechas de realización desconocemos, o son de dudosa lectura, puesto que en los casos de las imágenes en sepia desconocemos donde puedan encontrarse, y en la imagen a color, se representa a un guitarrista y sus propietarios sitúan la pieza en 1960.

Sin embargo no parece que este fuera el orden que hubiera que asignarles: En primer lugar parece obvio situar la representación de San José Carpintero, con el Niño, un cuadro seguramente de 80 x 60 cms., aunque la fotografía presenta la obra recortada y los azulejos pudieran ser de formato menor, 15 cms. de lado, lo que daría unas medias de 60 x 45, como hemos visto en otros cuadros de la época, de los que no disponemos de fotografías.

A pesar de ser una composición figurativa y de carácter religioso, presenta una cierta esquematización de las formas, si bien no tiene la calidad de los dibujos anteriores arriba citados, mucho más sueltos, algo que por aquellas fechas es probable que le resultara difícil o imposible plasmar en cerámica.


En relación con esta composición, aunque se trata de un dibujo sin fecha y seguramente la fotografía muestra solo un fragmento, el principal, del mismo, encontramos una imagen de San José muy joven, con barba corta, algo no demasiado frecuente, en compañía del Niño, seguramente ideados para una composición mayor, bien en la fachada o en el interior de algun templo. Se conservan también varios bocetos completos de otros cuadros que representaban a diferentes santos, en gran formato, que al parecer Manolo Safont realizó para una parroquia cercana a Tortosa, que aún no hemos identificado. El trazado de este fragmento, en cambio, es muy firme, muy seguro y distinto a los modelos más clásicos que Safont utilizó hasta pocos años antes.


Hay un dibujo de 1958 que representa a un guitarrista sentada. Se trata de un dibujo bastante esquematizado que bien pudiera haber servido de inspiración, no creemos que de modelo, del cuadro que actualmente se conserva en colección particular tarraconense, que conocemos gracias a una fotografía de no demasiada calidad localizada en Internet que, al menos, nos permite hacernos una idea aproximada de su aspecto. Los propietarios lo fechan en 1960, no sabemos si por conocimiento propio o porque el cuadro se halla fechado, pero sin duda alguna meses arriba o abajo, ese era el estilo que empleaba por aquella fecha. Esperamos poder conseguir en un futuro próximo alguna imagen de mayor calidad de esta obra, que a primera vista parece ser bastante interesante en su producción de aquel tiempo.


La última de las cuatro piezas seleccionadas es un bodegón de tamaño, policromía y ubicación desconocidas. Tal vez formara parte de la serie de cuadros llevados a la primera exposición realizada por Manolo Safont en la galería Subex, si bien es algo que habrá que tratar de intentar averiguar por otras vías. Es un esquema que parece recibir algunas influencias de obras de Picasso, en donde los objetos se convierten en meras siluetas, entrelazadas las unas con las otras, y el conjunto de la composición se beneficia precisamente de esa circunstancia.

También se han conservado unos bocetos a lápiz de composiciones geométricas, como la del presente bodegón, que es probable que en algunos casos nunca llegaran a materializarse en cerámica, pero son buena muestra de la extraordinaria imaginación del artista para componer cuadros alegres, con un cierto carácter decorativo, destinados a un público no experto, popular, que los habría de contemplar en edificios públicos. Este bodegón podría fecharse en torno a 1962 o tal vez un poco más tarde, pero no mucho más, como mucho un par de años de margen.






sábado, 29 de junio de 2013

Definición de un estilo propio: dos dibujos de 1958

Aunque Manolo Safont es casi exclusivamente conocido por sus obras de cerámica, lo cierto es que también realizó numerosos dibujos, parte de los cuales se han conservado. Estaba especialmente satisfecho de su habilidad con los dibujos <<a plumilla>>, pero también los hay a lápiz y otros materiales.

A través de algunos dibujos a plumilla, ya sabemos que en el año 1958 había desarrollado un estilo propio,aún dentro del figurativismo, pero muy alejado de los modelos clásicos de los ceramistas de la época. Algunos de esos dibujos se plasmaron luego en cerámica, de algunos otros en cambio no tenemos constancia, aunque muchas de las obras realizadas en la década de los años 50, y incluso también de los 60, son prácticamente desconocidas, en gran medida porque Manolo Safont no las fotografió sino en contadas ocasiones (en blanco y negro siempre), y hoy se encuentran dispersas por buena parte de España, en especial desde que a comienzos de la década de los sesenta empezó a exponer fuera de Onda.

Del año 1958 son los dos excelentes dibujos a plumilla, tamaño cuartilla, que reproducimos a continuación, muy influídos por algunos de los artistas internacionales más destacables del momento, que muestran ese primer paso hacia una simplificación y esquematización de las formas que, muy pocos años después, derivaría en una obra totalmente abstracta, que marcaría el resto de su vida profesional.

El primero, <<Hombre y Mujer>> parece inspirado en los trabajos escultóricos de Alberto Giacometti, el gran escultor suizo (1901-1966) que tanto influyó en el arte europeo de la primera mitad del siglo XX, y cuyas obras eran conocidas mundialmente y reproducidas en multitud de estudios sobre las mismas. El segundo dibujo <<Virgen con el Niño>>. o simplemente <<Madre e Hijo>>, tiene un corte aparentemente más clásico, pero también es resultado de un esfuerzo de asimilación de influencias muy variadas, y lo plasmó en cerámica en varias de sus obras de finales de los 50 y hasta mediados de los años 60 del pasado siglo. En este último dibujo ya vemos su firma, definitivamente perfilada, con la que desde entonces certificaría todos sus trabajos aunque, eso sí, colocándola donde le venía en gana, no siempre en la parte inferior de sus obras.







El mural cerámico de la parroquia de Sueras (Castellón). 1954

En los primeros años de su carrera profesional Manolo Safont llevó a cabo numerosos encargos para parroquias castellonenses y también en poblaciones del entorno de Tortosa, que por aquellas fechas todavía era un obispado cuya jurisdicción abarcaba la mayor parte de la provincia de Castellón.

Para la parroquia de Sueras realizó en el año 1954 un enorme mural, quizá la obra de mayor tamaño realizada por el artista hasta ese momento, en un estilo clásico y acorde con el modo de trabajar tradicional de los ceramistas de la época, así como los de las anteriores centurias. En esta ocasión, sin embargo, no se trataba de realizar un mural de temática religiosa de 12 azulejos de 20 x 20 cms, como solía ser lo más frecuente, sino una obra de alrededor de 25 metros cuadrados, para la cual se hubieron de emplear varios cientos de azulejos del citado formato.

El tema central es una magna representación de Nuestra Señora de la Asunción, inspirada seguramente a partir de alguna de las famosas Inmaculadas de Murillo, o de alguno de los pintores de la escuela sevillana del siglo XVII, a la que nuestro autor despojó de los símbolos de tal advocación, para adaptarla a una distinta, si bien tan solo son dos de las muchas y distintas maneras de mencionar a la Virgen María.

El mural se efectuó coincidiendo con la celebración del Año Santo Mariano, y tiene una apariencia espectacular, aunque desde el punto de vista artístico no ha soportado bien el paso del tiempo, a diferencia de otras obras de gran formato realizadas por Manolo Safont, en fechas más o menos próximas a la indicada, resueltas con mucha mayor fortuna. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que por aquellas fechas tenía veintiseis años y unas enormes ganas de atreverse con cualquier reto.

Puede encontrarse más información sobre esta obra, en la página web cuyo enlace figura a continuación, que contiene una estupenda colección de retablos cerámicos españoles de épocas muy variadas, entre los cuales el que nos ocupa, del que también proceden las dos fotografías aquí publicadas:

http://www.retabloceramico.net/








Dibujo de la portada de la parroquial de la Asunción de Onda

Uno de los primeros dibujos conocidos actualmente de Manolo Safont es una pieza en apariencia inacabada, del tamaño de una cuartilla, fechada en el año 1951 y que muestra la fachada principal de la parroquia de la Asunción, de Onda, que seguramente no hizo del natural sino a partir de una fotografía, probablemente tomada por él mismo, que también se ha conservado.

Como puede verse, en el nicho superior falta la imagen de la titular de la parroquia, destruida durante la guerra civil y aún no repuesta por las fechas en que se realizaron fotografía y dibujo. También faltan los pináculos que flanquean el nicho, que tardarían algun tiempo más en ser de nuevo instalados.

Es un dibujo a plumilla, una de sus especializades, que demuestra que por aquellas fechas ya era un excelente dibujante, a pesar de hallarse en los principios de lo que iba a ser una larga carrera profesional.