Se ha conservado un número significativo de manuscritos de Manolo Safont, de naturaleza diversa, a través de los cuales nos podemos aproximar con facilidad a su trabajo y a su vida.
A continuación transcribimos un texto corto, sin fecha, aunque debió redactarlo hacia 1978, que parece ser la respuesta a un cuestionario, tal vez una entrevista, circunstancia que es probable que pueda averiguarse con facilidad, porque también se conocen muchas de las crónicas de revistas y periódicos, así como muchas de las entrevistas que se le hicieron y publicaron a lo largo de su dilatada trayectoria, aunque necesitan ser analizadas adecuadamente.
Este texto nos da una primera aproximación a su persona y a su modo de trabajar:
[1] Cuando salí
de la escuela trabajé en una fábrica de azulejos, la industria local de Onda y
de la que vive el pueblo. Como de siempre ya tenía afición por el dibujo y la
pintura, el primer modo de expresarlo fue la cerámica. Así que empecé por mi
cuenta, trabajando en la fábrica y a ratos libres pintaba en casa, sin estudios
de ninguna clase.
[3] Me
instalé por mi cuenta después del servicio militar, en mi nuevo taller. Tuve
una primera época de encargos tipo comercial, para tiendas y almacenes.
Encargos que me obligaban a un estilo que no me iba y [a] hacer trabajos que no
me gustaban. Tuve que dejarlo todo para seguir mis inquietudes, creando una
nueva línea en mi trabajo que me llevó a la decoración y al contacto directo
con los arquitectos.
[4] Esto me
obligó a definir una forma de trabajo que me llevaba a la investigación,
pasando desde este momento a dedicarme en exclusiva al cuadro-cerámico que,
pegado sobre tableros, me llevaría a exponer en salas de arte, y que sigo
haciendo hoy día en mi nuevo taller, instalado en una casona del XIX, en pleno
campo.
Me gusta
trabajar solo, pero al mismo tiempo necesito la comunicación.
La materia
prima empleada es la misma que la de una fábrica de azulejos de hace 50 años:
fundentes, tierras… Sobre una composición de piezas de diferentes tamaños, o
piezas grandes como ahora empleo, voy sobreponiendo colores formando relieves y
creando formas con los mismos colores, creando calidades por medio de las
mezclas en la misma pintura y logrando efectos de diferentes temperaturas en
una misma cocción, en el horno comercial de las fábricas de azulejos, de 950 a
1000º.
Resulta que
tengo que llevar a cocer mis pinturas a las fábricas, porque no tengo mufla.
Hasta ahora tenía mi taller en una buhardilla; confío poder instalar un horno
en mi nuevo taller.
Toda mi
investigación se basa en la superación constante de la calidad y [en] lograr
tonos y efectos nuevos, siempre con la misma materia y la misma temperatura. Por
medio del trabajo personal y el dominio de la materia consigo mi forma de
expresión.
[6] Como autodidacta
he tenido que pasar por todo, así que hasta que no me liberé de lleno, imponiendo
mi estilo como expresión creadora, tuve que hacer cuanto me pedían, porque mi
trabajo en cerámica es el único medio de vida de que dispongo.
[7] La
creación artística y más a nivel científico es muy costosa y cara, y más para
un autodidacta, pues no he recibido nunca ninguna ayuda, ni oficial ni privada.
[8] Recuerdo
mi participación en el Concurso Internacional de Cerámica de Faenza [Italia], el
XXX y XXXI creo, alguno más no recuerdo en este momento. Al Concurso
Internacional de Cerámica de Gdansk (Polonia), participé en el I y II. En la
Feria Monográfica Nacional de Vidrio y Cerámica de Valencia, en 1972 fui
invitado de honor.
[9] Mis
proyectos siempre son los mismos: comunicarme con la gente por medio de mi
arte. Termino una exposición y enseguida ya estoy preparando otra. Me gusta mi
trabajo, me encanta vivir el misterioso mundo de la creación en cerámica, [que]
al mismo tiempo es mi forma de expresión.
Mi arte está
dedicado de lleno, por medio del trabajo, a la mejora de formas, calidades y
colorido en mi pintura cerámica.
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